04.11.25 El politólogo y presidente del Partido Nacional República Modelo, Diego Roberto Ramos, reflexionó en una reciente entrevista transmitida por streaming sobre su investigación y tesis dedicada al vínculo entre política y religión, un fenómeno que —según explicó— atraviesa históricamente a las sociedades, pero que en los últimos años ha cobrado una nueva dimensión. Ramos fue entrevistado en el stream » Pensamiento Republicano» de Nahuel Baudino y Francisco Ayala.
Ramos sostuvo que “la utilización del relato teológico-religioso por parte de líderes y dirigentes políticos se ha intensificado en la última década”, y advirtió que este fenómeno no surge de manera espontánea: “No se trata de algo nuevo, sino de algo que se acomoda según los contextos. Pero hoy se advierte una fuerte intencionalidad política detrás de la apropiación del discurso religioso para legitimar decisiones que muchas veces atentan contra la dignidad y los derechos de las personas”.
El referente político anticipó además que participará como expositor en Guatemala, del 7 al 10 de noviembre, en un encuentro internacional donde se debatirá el creciente vínculo entre religión, política y nuevas espiritualidades. Allí se abordará —dijo— “cómo las Iglesias, especialmente las cristianas, están jugando un papel central en la construcción de sentidos políticos en los barrios populares de América Latina”.
“El problema no es la religión en la política, sino qué teología la atraviesa”
En su análisis, Ramos planteó una distinción clave: “El problema no es que lo teológico esté presente en la política, sino qué tipo de teología la atraviesa. Hay teologías que promueven la justicia social y la equidad, y otras que justifican el sacrificio y la resignación ante la injusticia”.
El dirigente identificó en América Latina la persistencia de lo que denomina la “Teología de la Resignación”, una herencia colonial que se instaló en el continente a través de la “Pedagogía de la Evangelización” durante el Virreinato del Perú. “Esa teología —explicó— enseñó a nuestros pueblos a aceptar el sufrimiento como inevitable, a soportar, a resignarse. Y todavía hoy se expresa en frases cotidianas como ‘hay que aguantar’, ‘que Dios nos ayude’, ‘no nos queda otra’”.
Por otro lado, analizó el avance del protestantismo y del pietismo, corrientes que fortalecen la relación individual del creyente con Dios y, en consecuencia, debilitan la noción de comunidad.: «El neoliberalismo encontró ahí un terreno ideal: personas resignadas e individualistas. Es el caldo de cultivo perfecto para imponer su teología del mercado, de la meritocracia y del éxito individual”.
El uso político del discurso religioso
Ramos advirtió que la nueva derecha latinoamericana ha sabido aprovechar estos imaginarios religiosos para construir liderazgo político: “En Argentina, el peronismo tiene una matriz teológica vinculada a la doctrina social de la Iglesia, que pone en el centro la dignidad humana y la justicia social. En cambio, el fenómeno de Milei construye un partido religioso que se mueve en el campo de lo moral, de lo puro e impuro, pero no discute derechos ni políticas públicas”.
El politólogo remarcó que esta estrategia busca despolitizar a la sociedad, reemplazando la participación ciudadana por una fe ciega en figuras mesiánicas: “Cuando la gente deja de creer en la política y espera que un milagro la salve, deja de decidir sobre su destino. Ese milagro tiene nombre y apellido: son los gerentes del neoliberalismo”.
“La política debe recuperar su lugar”
Finalmente, Ramos llamó a la reflexión sobre la importancia de mantener la política en su verdadero campo: “La derecha intenta trasladar a la sociedad al terreno religioso, donde no hay debate ni construcción colectiva. La tarea es recuperar la política como espacio de derechos, participación y transformación